Un
objeto fetiche. Una
metáfora viva. 60
artistas. El
resultado de la
ecuación El viaje a
ninguna parte, la
exposición
itinerante que la
Neilson Gallery
inauguró ayer en el
Baluarte de la
Candelaria con
motivo de su quinto
aniversario y de la
celebración de la
Muestra Alcances.
Tomada de la
película homónima
de Fernando Fernán
Gó-mez, la muestra
guía al visitante a
través de un camino
de zapatos, de
diferentes formas y
colores, nuevos y
gastados, sin meta
fija al fin y al
cabo. «El zapato
simboliza la
búsqueda de la
creación, el camino
del artista, que es
a ninguna parte
porque nunca
termina», comenta
Maru Redondo,
directora de la
galería localizada
en Grazalema.
Su coincidencia con
Alcances y FIT
-permanecerá en el
Baluarte hasta el
26 de octubre- no
es gratuita. La
película narra el
retroceso sufrido
por el teatro a
causa del auge del
cine, símil del
actual
aplastamiento de
las nuevas
tecnologías sobre
las artes
plásticas. Sin
embargo, «tanto el
pintor como el
actor sienten la
necesidad de
ponerse a prueba
cuando retoman las
más rudimentarias
herramientas», sea
su cuerpo o un
pigmento de co-lor,
en una exploración
incesante, novedosa
cada vez.
Esta alegoría al
«caminante no hay
camino» del poeta
Antonio Machado, se
presenta a modo de
itinerario por las
casamatas del
Baluarte, seis de
ellas decoradas de
forma temática -una
está dedicada al
sacerdote brasileño
que pereció durante
un vuelo en globo-.
Otro viaje a
ninguna parte para
cuya realización
han intervenido
artistas de varios
puntos de la
geografía española.
Manolo Quejido,
Gonzalo Torné,
Carmen Bustamante,
Maite Caravallo o
Inmaculada Naranjo,
engrosan la
numerosa lista de
colaboradores.
Un objeto fetiche.
Una metáfora viva.
60 artistas. «Se
hace camino al
andar...»